Thursday, 17 April, 2025

¡Microbios en el espacio! ¿Llegaron del espacio o evolucionaron en la Tierra?


Cuando pensamos en los microorganismos que nos rodean y habitan en nosotros, conformando nuestra microbiota y haciendo posible nuestra supervivencia en la Tierra, rara vez imaginamos que, en promedio, el conjunto de estos microbios en nuestro cuerpo pesa entre 1 y 2 kg, aproximadamente lo mismo que un cerebro humano. ¡Increíble, ¿verdad?!

Ahora, imaginar microorganismos colonizando nuestro cuerpo y el planeta es algo fácil de entender, pero pensar en microorganismos sobreviviendo en el espacio ya es otra historia. Sin embargo, algunas bacterias y hongos han demostrado ser capaces de resistir condiciones extremas fuera de la Tierra. Un ejemplo asombroso es Deinococcus radiodurans, conocida como “Conan la bacteria”, que sobrevive a niveles extremos de radiación y ambientes espaciales letales para la mayoría de los seres vivos.

La Estación Espacial Internacional (ISS) es el objeto más grande en la órbita terrestre, ubicada a unos 400 km sobre nosotros. Pero, ¿cómo llegaron los microorganismos hasta allí? ¿Ya estaban en el espacio antes que nosotros o fueron los viajeros espaciales quienes los llevaron?

La microbiota en el espacio

El cuerpo humano alberga billones de microbios, incluyendo bacterias, virus, hongos y protozoos, que en conjunto forman el “microbioma humano”. Estas bacterias están distribuidas de manera diferente en el cuerpo: la mayoría residen en el tracto gastrointestinal (70%), pero también están en la piel, la mucosa vaginal, el tracto respiratorio, la glándula mamaria y la vejiga. La composición de estas comunidades microbianas está influenciada por factores como la dieta, el sexo, la edad y el entorno. Así que, cuando un astronauta viaja al espacio, también lleva consigo un micromundo complejo.

Lo más sorprendente es que cada individuo tiene una microbiota única. Y no solo eso, sino que ¡también cambia en el espacio! Estudios recientes han demostrado que los cambios en la microbiota cutánea pueden afectar la salud de los astronautas, haciéndolos más susceptibles a infecciones debido a un debilitamiento del sistema inmunológico. Durante las misiones espaciales prolongadas, se ha observado la reactivación de virus como el Epstein-Barr (VEB) y la varicela-zóster (VVZ), lo que evidencia cómo el entorno espacial puede afectar a nuestra microbiota y, en consecuencia, a nuestro sistema inmune.

La microbiota cutánea en el espacio

La microbiota cutánea, compuesta por bacterias, virus y hongos, desempeña un papel fundamental en la protección contra infecciones y la regulación del sistema inmunológico. Durante la gestación, el feto entra en contacto con el líquido amniótico, lo que permite una primera exposición a los microorganismos. Sin embargo, la colonización microbiana ocurre principalmente en el momento del nacimiento, cuando el bebé atraviesa el canal vaginal de la madre o entra en contacto con el entorno externo. Desde ese instante, la piel comienza a poblarse de microbios que establecen una relación simbiótica con el sistema inmune. Este proceso de maduración continúa hasta los 12-18 meses de vida, logrando un equilibrio esencial para la salud a lo largo de la vida.

En el espacio, sin embargo, este equilibrio puede verse alterado. Estudios han demostrado que los astronautas liberan alrededor de 10 millones de bacterias y hongos por hora dentro del entorno cerrado de la ISS. Este fenómeno ha generado preocupaciones sobre la salud de la tripulación, ya que la microbiota puede cambiar en respuesta a la ingravidez y otros factores ambientales. Se ha detectado un aumento en el porcentaje de Malassezia, un hongo cutáneo, debido a los métodos de lavado corporal en el espacio. Afortunadamente, estos cambios parecen ser temporales y la microbiota regresa a su estado original tras el regreso a la Tierra.

Además, existe una correlación directa entre la microbiota de la piel de los astronautas y el perfil microbiano en las superficies de la ISS. Aunque se han detectado microorganismos potencialmente peligrosos en la estación espacial, todavía se requiere más investigación para determinar su impacto en la salud de la tripulación.

Microbios extremos en el espacio

Más allá de la microbiota humana, algunos microorganismos extremófilos pueden sobrevivir en el espacio sin ayuda Como mencione anteriormente Deinococcus radiodurans, por ejemplo, resiste radiación extrema y es estudiada para aplicaciones en la protección contra la radiación en la Tierra. Se ha usado incluso para limpiar aguas contaminadas con radiación y en lugares como Chernobyl.

¿Podría esto significar que la vida podría viajar entre planetas a través de microorganismos? ¡Es una pregunta fascinante que la ciencia aún está explorando!

Los microorganismos han demostrado una capacidad increíble para adaptarse a los ambientes más extremos, incluyendo el espacio exterior. La microbiota humana no solo influye en nuestra salud aquí en la Tierra, sino que también podría jugar un papel clave en futuras misiones espaciales de larga duración. ¿Será posible que algún día colonicemos otros planetas con nuestros propios microbios? La respuesta podría estar más cerca de lo que imaginamos. 🚀🔬

REFERENCIAS

Tozzo, P., Delicati, A., & Caenazzo, L. (2022). Skin Microbial Changes during Space Flights: A Systematic Review. Life (Basel, Switzerland), 12(10), 1498. https://doi.org/10.3390/life12101498

Bijlani, S., Stephens, E., Singh, N. K., Venkateswaran, K., & Wang, C. C. C. (2021). Advances in space microbiology. iScience, 24(5), 102395. https://doi.org/10.1016/j.isci.2021.102395

Farci, D., & Piano, D. (2024). Spatial arrangement and density variations in the cell envelope of Deinococcus radiodurans. Canadian journal of microbiology, 70(5), 190–198. https://doi.org/10.1139/cjm-2023-0163

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