
Cuando te conviertes en mamá, deseas con todo tu corazón dar siempre lo mejor. Algo que he notado en esta generación de madres es el interés por brindar una buena alimentación desde el inicio. Y cuando se trata de dulces, la recomendación es clara: evitar el consumo de azúcar añadido hasta después de los dos años. Incluso, si se puede retrasar más, ¡mucho mejor!
Pero… ¿Qué pasa con los productos naturales como la miel? ¿Cuál es el riesgo real? ¿Por qué está prohibida en menores de 1 año y se recomienda extrema precaución en menores de 2 años?
La miel, ese remedio de la abuela
La sabiduría popular nos enseña a usar miel para curar heridas, aliviar la tos o los resfriados. Su uso está muy extendido, ya que es un producto natural, sin químicos ni procesos industriales.
Las abejas producen miel a partir del néctar y las secreciones de las flores. Estas sustancias se mezclan con compuestos específicos que las abejas generan, y luego las depositan en los panales, donde madura con el tiempo.
La composición de la miel varía según las flores que visitan las abejas, y por eso cambia su sabor y color. Sin embargo, en general, la miel está compuesta en un 80% por azúcares como la glucosa, la fructosa y la sacarosa, y en un 20% por agua. También contiene vitaminas, flavonoides, aminoácidos, minerales, enzimas y compuestos fenólicos.
Desde la antigüedad, se le han atribuido propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes, antioxidantes e incluso antitumorales. Su eficacia contra bacterias como Staphylococcus aureus (incluso las resistentes a antibióticos), Shigella sonnei, Helicobacter pylori o levaduras como Candida albicans ha sido documentada. Además, su efecto puede potenciarse si se combina con antibióticos.
No cabe duda: la miel es un excelente remedio natural.
¿Entonces por qué no se le puede dar a un bebé?
Con tantas propiedades beneficiosas, es lógico preguntarse:
¿No sería ideal darles miel a los bebés para fortalecer su sistema inmune?
La respuesta es un contundente no, al menos durante sus primeros meses de vida.
Resulta que cerca de un 25% de la miel cruda natural puede contener esporas de Clostridium botulinum, una bacteria que puede ser muy peligrosa en los bebés menores de un año.
Estas esporas no afectan a niños mayores o adultos, porque sus intestinos ya están maduros, tienen una microbiota intestinal estable y un pH lo suficientemente ácido para neutralizarlas. Pero el sistema digestivo de los bebés pequeños todavía no está preparado.
Si las esporas llegan al intestino de un bebé, pueden germinar, producir toxinas y causar botulismo infantil, una enfermedad rara pero grave que afecta el sistema nervioso y puede provocar parálisis.
¿Y si solo la aplicamos en una herida?
Podrías pensar: “No se la va a comer, solo se la voy a poner en una herida”.
Pero incluso eso puede ser riesgoso.
Existe un caso documentado de botulismo por herida en un bebé de un mes, tratado en el hospital por una infección en el ombligo. Después de usar antibióticos, el equipo médico aplicó miel de grado médico sobre la zona para acelerar la cicatrización… pero algo salió mal.
El bebé desarrolló botulismo por herida, una forma extremadamente rara que ocurre cuando esporas de Clostridium botulinum entran en contacto con una herida abierta, germinan y liberan toxinas.
Afortunadamente, el bebé se recuperó y regresó a casa sano. Pero este caso nos recuerda que incluso los remedios naturales deben usarse con mucho cuidado, especialmente en bebés.
Un poco más sobre el botulismo
El botulismo es una forma rara de parálisis causada por neurotoxinas que atacan la unión entre los nervios y los músculos. Puede presentarse de distintas formas:
- Botulismo infantil (el más común en menores de 1 año)
- Botulismo alimentario
- Botulismo por heridas
- Botulismo intestinal en adultos (muy raro)
El botulismo por heridas es más frecuente en personas que consumen drogas por vía intravenosa, pero el caso del bebé demuestra que, en circunstancias especiales, también puede aparecer en lactantes.
La miel es un regalo de la naturaleza con muchísimos beneficios, pero no es apta para los bebés menores de 1 año, y debe usarse con cuidado hasta los 2 años. Su uso medicinal debe ser evaluado con precaución y siempre bajo supervisión médica cuando se trata de los más pequeños.
Amar también es proteger, incluso cuando se trata de lo natural.
REFERENCIAS
Almasaudi S. (2021). The antibacterial activities of honey. Saudi journal of biological sciences, 28(4), 2188–2196. https://doi.org/10.1016/j.sjbs.2020.10.017
Mohd Tamrin M. I. (2020). The dilemma of diagnosing wound botulism in an infant: A rare case of paralysis with topical application of honey. International journal of infectious diseases : IJID : official publication of the International Society for Infectious Diseases, 95, 157–159. https://doi.org/10.1016/j.ijid.2020.03.044