Thursday, 13 March, 2025

¡Mocos deliciosos! La ciencia detrás de un hábito pegajoso


Antes de ser mamá y microbiología, solía detestar a los niños que comían sus mocos. De hecho, tengo un recuerdo de pequeña cuestionándome por qué lo hacían y uno no tan agradable de haberlo probado. Les aconsejo que se salten ese paso. Pero, ¿qué hay detrás de esta práctica? ¿Es acaso una necesidad biológica para nuestra supervivencia?

Los mocos, esos secos y molestos que se forman en la nariz, son los encargados de atrapar toda la suciedad que respiramos, incluidos el polvo y los microorganismos. Por eso, hay días en los que tenemos más mocos. Pero recuerda, no estamos solos: nuestro cuerpo alberga una galaxia de millones de microorganismos, muchos de los cuales aún desconocemos.

Se estima que el cuerpo humano alberga 38 billones de células bacterianas en comunidades microbianas que habitan en nuestras superficies externas (como la piel) e internas (como las vías respiratorias, el tracto digestivo y los tractos urogenitales). ¡Quien lo dijera el moco no solo está en nuestra nariz!.

La mayor parte de la microbiota humana reside en el moco del tracto digestivo. Sin embargo, el moco también alberga comunidades microbianas en otras áreas del cuerpo, como la cavidad oral y las vías respiratorias. Este moco actúa como la primera línea de defensa contra las infecciones, ya que atrapa bacterias y virus, permitiendo su eliminación del cuerpo. ¡Es un verdadero superhéroe!

Un moco sano alberga una comunidad microbiana diversa y estable. Mantener esta microbiota es crucial para nuestra salud, ya que ayuda a sustentar bacterias comensales que realizan funciones esenciales y a prevenir el crecimiento de patógenos.

¿Es malo que los niños coman mocos?

Si un niño tiene una infección respiratoria o un resfriado, los mocos pueden contener virus o bacterias. Aunque el sistema inmunológico de los niños generalmente puede manejar estos patógenos, el hábito de comer mocos podría aumentar el riesgo de que se vuelvan a infectar o contagien a otros miembros de la familia.

Además, aunque no representa un riesgo grave, es un comportamiento embarazoso a medida que el niño crece y empieza a entender que no es apropiado en público. Enseñarles buenos hábitos de higiene, como el uso de pañuelos desechables, es clave.

Comer mocos: ¿solo un hábito infantil?

En realidad, los adultos también comemos mocos sin darnos cuenta. El cuerpo humano produce una cantidad sorprendente de moco cada día. De hecho, una persona sana produce entre 1 y 1.5 litros de moco al día, el cual se mueve a través de las vías respiratorias, se traga de manera natural o se expulsa al sonarse la nariz.

Consejos para mantener la nariz de tu niño libre de mocos

  1. Mantén el aire húmedo
    El aire seco puede hacer que los mocos se sequen y se acumulen. Usar un humidificador en el cuarto del niño, especialmente durante la noche, puede ayudar a mantener las vías respiratorias hidratadas. Recuerda limpiar el humidificador regularmente para evitar la proliferación de bacterias.
  2. Limpia la nariz regularmente
    Enséñales a sonarse la nariz correctamente. Si aún es pequeño, puedes usar aspiradores nasales o bombas de succión diseñadas para bebés. También puedes emplear toallitas húmedas para limpiar la zona alrededor de la nariz y evitar irritaciones.
  3. Uso de solución salina
    El spray o gotas de solución salina son perfectos para mantener las vías respiratorias despejadas. Ayudan a aflojar el moco sin causar irritación y pueden usarse varias veces al día.
  4. Mantén una buena hidratación
    Beber suficiente agua es clave para que las mucosas se mantengan hidratadas y el moco se diluya, facilitando su expulsión. Ofrece líquidos como agua, jugos naturales o sopas, especialmente cuando el niño está resfriado.
  5. Realiza baños de vapor
    Los baños de vapor o duchas calientes ayudan a aflojar el moco y mejoran la respiración. El vapor humedece las vías respiratorias y facilita la eliminación de secreciones nasales.
  6. Evita irritantes ambientales
    Mantén el ambiente libre de humo de cigarro, productos de limpieza fuertes o polvo, ya que estos pueden irritar las vías respiratorias y aumentar la producción de moco. Usa productos de limpieza naturales o con menos químicos.
  7. Duerme en una posición adecuada
    Si el niño tiene congestión nasal, elevar ligeramente la cabeza mientras duerme puede ayudar a drenar el moco y mejorar la respiración. Usa una almohada más alta o coloca un pequeño cojín debajo del colchón.
  8. Consulta con un pediatra
    Si el niño tiene moco de manera constante o excesiva, o si presenta fiebre, dificultad para respirar o malestar general, consulta con un pediatra para descartar infecciones o problemas de salud más graves.
  9. Mantén el entorno limpio
    Asegúrate de que el niño esté en un entorno libre de polvo, que puede ser una causa común de congestión nasal. Limpia regularmente las superficies de su habitación, así como sus juguetes y ropa de cama.
  10. Aliméntalo adecuadamente
    La nutrición también juega un papel fundamental. Asegúrate de que el niño consuma alimentos ricos en vitaminas A y C, que ayudan a mantener las mucosas saludables. Las frutas, verduras y alimentos ricos en antioxidantes son beneficiosos.

Con estos pasos, puedes ayudar a mantener la nariz de tu niño libre de moco y mejorar su bienestar general. Además, fomentar buenos hábitos de higiene, como lavarse las manos con frecuencia, también ayuda a prevenir la acumulación de gérmenes que contribuyen a la congestión nasal. Y de paso evitar un mal momento.

Recuerda que el moco tiene más superpoderes en el cuerpo. Si te interesa saber más sobre este tema, no dudes en consultar el siguiente artículo. 😊

REFERENCIA

Wang, B. X., Wu, C. M., & Ribbeck, K. (2021). Home, sweet home: how mucus accommodates our microbiota. The FEBS journal, 288(6), 1789–1799. https://doi.org/10.1111/febs.15504

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