Thursday, 08 May, 2025

De la penicilina a la rana: la evolución de los antibióticos


Cada vez que escucho a alguien decir que tiene gripa y está tomando antibióticos, siento un dolor en el estómago. Lo peor es tratar de explicarles que no sirven para una infección viral, sin recibir a cambio un insulto o una mirada de desaprobación.
¿Cómo podemos sacar a las personas de esa desinformación en la que nos han sumergido, sin crear confrontaciones?

Lamentablemente, mucha gente tampoco cree en la resistencia a los antibióticos, de la misma manera en que algunos niegan el cambio climático: hasta que no se ven directamente afectados, no toman conciencia de lo que realmente está pasando.

La resistencia bacteriana a los antibióticos ha provocado un aumento generalizado de infecciones resistentes a los antimicrobianos a nivel mundial. Además, la mayoría de los antibióticos actuales tienen un amplio espectro de acción, lo que daña también a nuestra microbiota. Estos problemas enfatizan la necesidad urgente de desarrollar nuevos agentes antimicrobianos capaces de eliminar selectivamente a los patógenos sin fomentar la aparición de resistencias.

El primer antibiótico descubierto fue la penicilina, hallazgo que marcó un antes y un después en la medicina moderna. En 1928, Alexander Fleming, un bacteriólogo escocés, observó accidentalmente que un hongo del género Penicillium impedía el crecimiento de bacterias en una de sus placas de cultivo. Este descubrimiento no sólo permitió tratar infecciones bacterianas graves, sino que también revolucionó la manera en que enfrentamos enfermedades que antes resultaban mortales.

Sin embargo, las bacterias evolucionan rápidamente, y cada día resulta más difícil controlarlas y eliminarlas con los antibióticos existentes.

Pero la ciencia no se detiene. En la búsqueda de nuevas opciones más seguras y eficaces, investigadores han desarrollado un antibiótico basado en secreciones de la piel de ranas O. andersonii, capaz de combatir bacterias resistentes.

Los anfibios, aunque poco explorados en este campo, representan una fuente prometedora de compuestos antimicrobianos. Al habitar en ambientes acuáticos y húmedos, están constantemente expuestos a parásitos y microorganismos. Para defenderse, sus glándulas granulares producen secreciones ricas en péptidos antimicrobianos. Estos péptidos actúan a través de varios mecanismos: desde la destrucción directa de las membranas bacterianas hasta la modulación del sistema inmune del huésped. Su versatilidad ofrece una ventaja clave frente a los antibióticos tradicionales, ya que conservan su eficacia incluso tras exposiciones prolongadas, disminuyendo así la probabilidad de generar resistencia.

Una vez más, los anfibios nos sorprenden con su capacidad de supervivencia y su importancia en la medicina. Recordemos que no es la primera vez que su biología inspira avances médicos: las ranas del género Xenopus laevis fueron fundamentales para el desarrollo de las primeras pruebas de embarazo, donde su respuesta hormonal permitió detectar la presencia de la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG) en muestras de orina, revolucionando el diagnóstico temprano de embarazo.

REFERENCIAS

Lucía Ageitos, Andreia Boaro, Angela Cesaro, Marcelo D.T. Torres, Esther Broset, Cesar de la Fuente-Nunez, Frog-derived synthetic peptides display anti-infective activity against Gram-negative pathogens, Trends in Biotechnology, 2025, ISSN 0167-7799, https://doi.org/10.1016/j.tibtech.2025.02.007 

Ogawa, A., Dake, J., Iwashina, Y. K., & Tokumoto, T. (2011). Induction of ovulation in Xenopus without hCG injection: the effect of adding steroids into the aquatic environment. Reproductive biology and endocrinology : RB&E, 9, 11. https://doi.org/10.1186/1477-7827-9-11 

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