
Siempre me han gustado las mascotas. Tuve la suerte de crecer en el campo, donde conviví con muchos animales: algunos hacían parte de la vida rural, como vacas, caballos y cerdos, y otros se convertían en miembros de la familia, como perros, gallinas y gatos.
Recuerdo con mucho cariño a una gallina que crié desde polluelo. Aprendió a reconocer cuando la llamábamos y le encantaba dormir sobre nuestras piernas. Era una gallina feliz, mimada y querida.
Pero todo cambió cuando nos mudamos a la ciudad. No estábamos acostumbrados a tener animales encerrados 24/7 y compartiendo espacios reducidos, así que decidimos no tener mascotas por un tiempo. Años después, mi mamá aceptó tener un gato. Aunque ya no vivo con mis padres, sigo amando a los animales… pero no me siento capaz de tener muchos. Y definitivamente no podría tener un perro.
Desde que estudié microbiología, no concibo la idea de recoger heces con una bolsa. La sola idea de sentir algo blando y tibio en la mano me da fobia. Además, el riesgo de contaminación ronda constantemente en mi cabeza.
Lo que sí me parece inaceptable es la irresponsabilidad de quienes dejan las heces de sus perros adornando parques, aceras y espacios públicos.
A nivel mundial, hay más de 471 millones de perros domésticos. Esto genera un gran reto ambiental: solo en bolsas para recoger sus desechos, se usan entre 0,76 y 1,23 millones de toneladas al año. Estas bolsas, al estar contaminadas con heces, no pueden reciclarse y acaban en los vertederos.
Y no todos usan bolsas biodegradables. Algunos dueños, al tener varios perros, usan una bolsa para cada uno, lo que agrava el problema. Otros intentan ser más eficientes y recogen varias heces con una sola bolsa. Pero, ¿es esto realmente seguro?
Muchas personas creen que porque su perro está vacunado y desparasitado, no representa un riesgo. Pero… ¿Es realmente así?
Perros y gatos conviven estrechamente con los humanos. Y en contextos urbanos, la presencia de sus heces puede ser un problema serio de salud pública. Entre los patógenos que pueden encontrarse en excremento de perro están:
- Bacterias: Campylobacter, Salmonella, Yersinia, E. coli
- Protozoos: Giardia, Cryptosporidium
- Parásitos: Toxocara canis
- *Bacterias resistentes a antibióticos
El contacto cercano con las mascotas es más frecuente que nunca. Se les considera parte de la familia, pero eso no elimina los riesgos. Incluso si tu mascota está sana, mientras pasea recoge virus, bacterias, hongos y parásitos con sus patas, pelaje y hocico. Estos microorganismos pueden ingresar a su cuerpo cuando se acicalan, o pasarse a ti cuando lo acaricias o recibes un tierno lametón.
Por suerte, nuestro sistema inmune juega un papel clave. Si no, quienes tienen mascotas vivirían enfermos o… ya no estarían aquí. Pero eso no significa que debamos bajar la guardia.
Cada vez que recoges las heces de tu perro, piensa:
- ¿La bolsa es del tamaño adecuado?
- ¿Está en buen estado?
- ¿La usarás para una o más deposiciones?
- ¿Podrás lavarte las manos de inmediato o usar antibacterial?
Tener mascotas es hermoso, pero también es una responsabilidad sanitaria y ambiental.
REFERENCIAS
Emily Bryson, Lisa Bricknell, Ryan Kift, Amie Anastasi, Disintegration of certified compostable plastic bags in outdoor household composting conditions, Waste Management, Volume 190, 2024, Pages 654-665, ISSN 0956-053X, https://doi.org/10.1016/j.wasman.2024.10.028.
Cinquepalmi, V., Monno, R., Fumarola, L., Ventrella, G., Calia, C., Greco, M. F., Vito, D.d, & Soleo, L. (2012). Environmental contamination by dog’s faeces: a public health problem?. International journal of environmental research and public health, 10(1), 72–84. https://doi.org/10.3390/ijerph10010072